COMENZAR CON INCERTIDUMBRE
Alba Otero para el blog de EDxcellent.
Comenzar, según la RAE “empezar, empezar-tener principio, empezar-dar comienzo”.
Incertidumbre, según la RAE “la no certeza y ésta a su vez es el conocimiento seguro y claro de algo o la firme adhesión de la mente a algo conocible, sin temor de errar”.
Septiembre es un mes que huele a comienzos y por mi campo laboral a libros nuevos, a plástico para forrarlos, a etiquetas o pegatinas con nombres, a cambio de armario guardar la ropa de verano y en su lugar con más pereza que ganas colocar la de otoño (entretiempo, concepto que nunca he entendido). A revisar el material que quedó guardado en junio y sustituir aquel inservible, a abrir agendas cerradas durante casi dos meses para comprobar que toca hacer y compromisos ineludibles.
Pero…este septiembre no es un septiembre como los anteriores, éste septiembre aparte de lo comentado anteriormente hay que hacer acopio de mascarillas, geles hidroalcohólicos, a desaprender lo aprendido.
Todo ello unido a un sentimiento que cobra un matiz mucho más preocupante la incertidumbre.
En septiembres pasados la incertidumbre se tornaba como una emoción, como poner el contador a cero. Donde todo es posible, donde a diferencia de diciembre como ya lo he corroborado con otros compañeros de profesión te marcas los objetivos de ese “año escolar” y por ende y en mi caso los objetivos del año; más disciplina en algún ejercicio, aprender algo nuevo, leer en la medida de lo posible algún libro durante el curso, intentar afrontar lo nuevo con buena actitud, más paciencia, no dejarse arrastrar por el agobio ajeno, formarse en nuestro campo de actuación con algún curso, herramienta, entre otros. La incertidumbre propia de este mes lleva pareja en algunos casos el miedo (sentimiento libre) primero a nivel laboral y las directrices que debemos tomar o plasmar, a nivel colectivo sobre si todo va a ir bien y a nivel personal modificar todo tu trabajo y tus esquemas hacia algo nuevo y desconocido.
El miedo no entiende de edades, géneros, clases sociales, el libre y para entenderlo repasamos su definición; “angustia por un riesgo o daño real o imaginario, recelo o aprensión que alguien tiene de que le suceda algo contrario a lo que desea”. Leyendo esto se entiende y respeta que haya gente que tenga miedo ante la situación presente y no sólo por él o ella, sino por sus hijos o hijas y lo que les pueda suceder, porque la salud es lo único que tenemos y sin ella no podemos plantearnos nada.
Olvidarte de la cercanía que transmitías a ese alumnado con una situación familiar muy complicada porque hay que respetar el metro y medio de distancia, olvidarte de esas muestras de apoyo o afecto entre aquel alumnado cuya situación personal ligada a la familiar les sobrepasaba o no sabían cómo afrontarla porque aparte de la distancia física es muy fácil hablar de temas personales en esas edades con separación y ventanas abiertas para que haya ventilación, olvidarte que en una situación espontánea de dolor, angustia o tristeza de un alumno o alumna, debes de llevarle al lugar asignado y adecuado donde se respeta la distancia y haya ventilación y limpieza y no al primer lugar accesible para que se pueda desahogar y poderle escuchar y ofrecer la ayuda que precise y olvidarte de todo ese alumnado de primero de la eso que casi en diciembre no se sabía aún tu nombre pero si se había aprendido tu cara en caso de necesitar tu ayuda, ahora no van a conocer tu cara en su totalidad.
Todo esto para preservar la salud de todo el alumnado y la tuya propia, hasta que la situación se solucione. Desde hace un par de años se oía el concepto de resiliencia (“capacidad de adaptación de un ser vivo frente a un agente perturbador o un estado o situación adversos”), nadie nos podíamos imaginar cómo nos tocaría ponerlo en práctica desde ese trece de marzo hasta a principios de mayo que pudimos salir a pasear o hacer ejercicio, obviamente dentro de unas horas estipuladas y no sólo para el conjunto de todos los adultos, sino todo esos niños y niñas que pertenecen a la etapa infantil y les ha tocado desaprender lo enseñado en cuanto a compartir, a relacionarse, a jugar.., esa cantidad de alumnado que no ha podido terminar una etapa muy importante como es primaria para enfrentarse a un nuevo reto como es la secundaria, sin ni siquiera haberlo podido visitar antes los diversos centros educativos, todo ese alumnado de bachillerato que vio cómo se puso en pausa su formación a escasos cuatro meses de enfrentarse a una de las pruebas más importantes que les abrirían las puertas a su carrera deseada como es la EBAU, y con unas facilidades para aprobar que sólo se beneficiaron aquel alumnado que no había sido constante ni trabajador durante el curso. La resiliencia lejos de desaparecer es una capacidad que “viene para quedarse”, y qué como la paciencia, el autocontrol…vamos a trabajar y ampliarla todo lo que cada uno desee. De todos modos si nos paramos a pensar y reflexionamos sobre la historia del ser humano, no ha hecho otra cosa que adaptarse a las circunstancias provocadas o sobrevenidas y así ha logrado sobrevivir.
En definitiva, visto todo lo anterior y concretamente a horas de empezar el nuevo curso escolar 2020/2021, solo nos queda encararlo de la manera más segura a nivel sanitario y con la mejor actitud posible, porque certezas no tenemos ninguna excepto qué si las normas están claras desde el principio, minimizaremos las situaciones de riesgo entre el alumnado y por ende el conjunto de los docentes. Es innegable no pensar que va a ser un curso diferente y con unas características y planteamientos que nada tienen que ver con lo que conocíamos hasta ahora, pero trabajando de manera coordinada, teniendo claros los objetivos y siendo sinceros con nuestro alumnado de la situación que tenemos ahora y que debemos aprender a convivir con ella, estoy segura que nos adaptaremos.
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