CÓMO DECIDIR DÓNDE PRESENTARSE A UNA OPOSICIÓN DE MAESTRO O PROFESOR
(Autor: PABLO CASANOVA VEGA)
Este artículo pretende ayudar a aquellas personas que tengan dudas sobre dónde presentarse o cómo prepararse para sacar una oposición de maestro o profesor.
El sistema de acceso a la Función Pública Docente se rige por los principios de igualdad, mérito, capacidad y publicidad. Esto implica que los procesos selectivos a superar para entrar a formar parte del funcionariado que desempeña su labor en la Administración Educativa sea del tipo “concurso-oposición”.
Una pregunta siempre determinante pero nunca fácil de responder es la relativa a: ¿dónde será mejor presentarse?.
En España la totalidad de las CCAA tienen transferidas las Competencias en materia Educativa. Esto provoca la existencia de distintos “formatos” de concurso-oposición en cada una de ellas. Así pues habría que analizar las siguientes cuestiones:
A.- El lugar, hora y fecha de realización de las pruebas: La posibilidad de realizar los exámenes en más de una CCAA aumenta nuestras probabilidades de obtener éxito. Por ello, sería muy interesante contemplar a priori la opción de acudir a más de una CCAA en una misma convocatoria. Barajar esta opción conlleva tener que inscribirnos en varias CCAA en el momento en que se hagan públicas las convocatorias (entre enero y mayo) a fin de poder decidir finalmente a dónde ir una vez se sepa el lugar concreto y la hora del primer examen en cada CCAA (información que se conoce habitualmente hacia mediados de junio).
B.- El número de plazas que en cada CCAA se ofertan: Esta cantidad determina a priori una ratio objetiva de opositores por plaza que varía en función de cada especialidad y de la CCAA, siendo significativas las diferencias que se aprecian entre CCAA en un mismo año de oposiciones.
C.- La forma en la que cada CCAA confecciona sus listas de interinos: Este es un elemento realmente determinante, pues condiciona en gran medida hasta qué punto sería factible poder llegar a trabajar como funcionario interino en el caso de que no se logre obtener una plaza en propiedad. Por tanto es conveniente llevar a cabo un estudio comparativo que nos brinde la oportunidad de saber en qué CCAA existen más posibilidades de empezar a trabajar por esta vía.
D.- La lectura de la prueba escrita por parte del opositor o por parte del tribunal: En el caso de que sea el propio opositor el que lea su examen debe ser muy consciente de que lo que hará al acudir a la lectura será formular un “discurso” ante el tribunal. Por ello, en el momento de la escritura del texto adquiere una importancia trascendental todo lo concerniente con la estructura formal del tema, los enlaces entre los apartados, etc. Posteriormente, llegado el instante de la lectura, estaríamos ante lo que clásicamente se conoce bajo el nombre de “declamación”, o sea, el momento en el que el discurso tiene que ser pronunciado ante un público, en este caso, el tribunal. El buen orador sabe cómo modular la voz, hacer ademanes y gesticular, adaptándose constantemente a la respuesta del público. En un discurso, no sólo cuenta el qué se dice, sino que también importa, y mucho, el cómo se dice. El contenido del discurso se prepara de antemano al estudiar el temario, pero la declamación como tal puede irse definiendo en el momento mismo de la exposición en función de elementos contextuales impredecibles (la hora del día, la actitud de los oyentes, la temperatura, los presencia de ruidos externos, etc.).
Por otro lado y en el caso de que el examen sea leído directamente por el tribunal serán los aspectos grafológicos los que adquieran mayor importancia. Así, en este contexto, debe mostrarse una escritura clara, armónica y sencilla. Una grafía con ligados altos y con forma curva o mixta indicarían inteligencia, creatividad y viveza en la expresión. La escritura será ligeramente inclinada hacia la derecha. En cuanto al tamaño, será normal. La presión será tendiendo a fuerte, lo que daría señales de vitalidad y energía, aún con medida. Una escritura dinámica y ausente de monotonía nos hablará de autoconfianza y automotivación.
E.- La prueba de carácter práctico: Esta prueba pretende comprobar que los candidatos poseen una formación científica y un dominio de las técnicas de trabajo precisas para impartir las áreas, materias o módulos propios de la especialidad a la que opten. El tipo de prueba puede variar, incluso para una misma especialidad, en función de cada CCAA. Es evidente entonces que cada opositor debe valorar, en función de sus características y capacidades personales, con qué tipo de pruebas le beneficiaría más examinarse.
F.- La forma de establecer los méritos en la fase de concurso: Debemos saber que cada CCAA puede proponer un sistema específico para la puntuación de los méritos en la fase de concurso. Esto hará que, independientemente de la formación que tengamos, pudiéramos salir beneficiados o perjudicados si comparamos el sistema de baremación de una CCAA con el de otra distinta. En lo que respecta a la formación permanente del profesorado (los «cursos») hay CCAA que requieren de hasta más de 1000 horas de formación (Asturias) frente a otras que ni si quiera valoran este apartado (Madrid). No obstante hay que tener en cuenta que el baremo para el propio concurso-oposición no siempre es idéntico al que se aplica para la confección de las listas de interinos, incluso dentro de una misma CCAA. Por ejemplo en Castilla y Léon para completar el apartado de cursos en las oposiciones se necesitan 400 horas, pero para las listas de interinos son necesarias 570 horas.
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