PRIMEROS PASOS EN LA DIDÁCTICA DE LA PRÁCTICA INSTRUMENTAL

Cuando nos referimos a instrumentos musicales, muchas veces pasamos por alto los instrumentos más cercanos que tenemos, los de nuestro propio cuerpo. A través del cuerpo, podemos generar muchos sonidos (la voz es nuestro principal instrumento de expresión, pero también podemos dar palmadas, golpear las rodillas y muchos más sonidos).

La percusión corporal funciona como un excelente preparador hacia la práctica con instrumentos más convencionales como los de pequeña percusión, instrumentos de láminas e incluso la flauta dulce. Es importante trabajar el cuerpo como instrumento desde las etapas más tempranas.

Todo lo que el niño oye, llama su atención y es lo que le lleva a su exploración a través de la manipulación. Debemos partir, de que la utilización de los instrumentos, no es un fin en sí mismo, sino un medio para alcanzar el proceso de la educación musical de forma globalizada.

En el momento que nos adentramos en la práctica instrumental con instrumentos convencionales, los procedimientos didácticos de los que podemos partir son variados.

1º Es importante generar un ambiente relajado y generar ese clima depende en gran medida de nosotros. Además, debemos captar la atención de todos y dar a conocer las normas.

2º Previo a la práctica instrumental, es conveniente realizar con el conjunto, una actividad que nos ayude a fijar la concentración del grupo, como la realización de una audición con o sin musicograma, o bien prácticas de percusión corporal (ritmos corporales: palmas sobre las rodillas, combinar palmas y pie, pitos…).

3º Ante los instrumentos de láminas, el grupo debe explorar con las baquetas, trabajando su alternancia. Partiremos de improvisaciones sobre la escala pentatónica (podemos eliminar las placas que no vayamos a utilizar). Tomaremos una nota fija de referencia y las otras se alternan (Do, Do – Re, Do – Mi).

La misión de los instrumentos musicales, no solo debe entenderse como un mero  acompañamiento musical, también contribuyen al desarrollo psicomotriz, expresión musical, comunicación y socialización, entre otros.

Y como reflexión final debemos intentar, en la medida de lo posible, que el conjunto del grupo experimente con todos o la mayoría de los instrumentos.

Noemí González Jiménez, profesora de música.

 

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